Corresponde a un mecanismo psicológico para enfrentar una disonancia cognoscitiva (es decir la falta de congruencia entre su propia percepción de honestidad y la naturaleza engañosa de sus acciones), necesitar una excusa. Ejemplos de racionalización para justificar el fraude cometido pueden ser: alegar baja remuneración (convencerse de que no es fraude sino una compensación salarial, un préstamo), falta de reconocimiento en la organización (convencerse de que es una bonificación), fraude cometido por otros empleados y/o directivos (convencerse de que si otros cometen fraudes el fraude propio está justificado, debido a que otras personas hacen, yo no soy una excepción).